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¿Qué hay más valioso que la vida? Las Escrituras enseña que la vida del hombre y su alma es lo más valioso que posee, y esa vida es un regalo que ha recibido de Dios “Tú formaste mis entrañas, me hiciste en el seno de mi madre” (Sal. 139:13). Pero sabemos, por medio de las Escrituras, y por experiencia propia, que la vida es breve y frágil, y cuando menos te lo esperas se fue: “El hombre, como hierba son sus días; como flor del campo, así florece; cuando el viento pasa sobre ella, deja de ser, y su lugar ya no la reconoce” (Sal. 103:15).  Por lo que uno debe cuidarla bien y aprovecharla, es el momento de aprender, experimentar y avanzar en aquello que es útil para el bien de tu vida.

La juventud es esa fase tan importante, pero a su vez peligrosa, donde uno cree que todo lo puede, es impulsivo, piensa después de actuar, no ve el peligro, ni las consecuencias, y un mal paso puede traer serias implicaciones…  Y las Escrituras nos advierten sobre las consecuencias de la insensatez e imprudencia de los jóvenes y cómo muchos perdieron su vida, o la desaprovecharon. De eso tenemos como ejemplo algunos jóvenes como los hijos de Elí o el hijo pródigo. Cuando el joven no es instruido en la sabiduría, prudencia, discreción y en el conocimiento de Dios, está abocado al sufrimiento y al dolor, porque la necedad y el orgullo está ligado al corazón del muchacho (Prov. 22:15). Por eso, hay tres aspectos claves que uno debe cuidar y más aún cuando eres un joven creyente: las relaciones, las decisiones y las pasiones.

1. RELACIONES

Es decir, sus amistades, quienes son con los que se rodea. Uno debe seleccionar bien sus amistades, porque el joven suele ser influenciable. Hay un dicho popular que dice “dime con quién andas y te diré quien eres”. Los hombres por naturaleza no buscan a Dios, es más, son muchos los que dicen en su corazón “… No hay Dios” (Sal. 14:1) por lo que son llamados necios. Y uno no quiere ser llamado necio y sufrir como un necio: “El que anda con sabios será sabio, más el compañero de los necios sufrirá daño” (Prov.13:20) porque sabemos que el hombre sin Dios no acaba bien: “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte” (Prov. 14:12).

Las Escrituras enseñan que el principio de la sabiduría es el temor al Señor (Prov.1:7). ¿Esto qué significa?, pues que somos conscientes de lo insignificante que somos cuando miramos a Dios al observar las maravillas de Sus obras, nos damos cuenta de lo torpes y necios que somos, y sentimos tal admiración por Dios, que nos rendimos sumisamente a Su conocimiento y sabiduría, con el deseo de buscarlo en cualquier área que nos encontremos.

El joven, es inexperto e ignorante en muchas áreas, por no decir todas, pero el orgullo le hace creerse más listo que los demás, señalando así su torpeza: “¿Has visto a hombre que se tiene por sabio? Más esperanza hay para el necio que para él.” (Prov. 26:12).Los jóvenes, en vez de buscar sabiduría en los experimentados, como sus padres, pastores, hermanos maduros, buscan consejo en ignorantes: “Hasta cuando oh simples amaréis la simpleza”. Este simple se refiere al ignorante al sencillo que no ve los peligros que le acechan. Tenemos el ejemplo de Roboam, que dio por bueno el consejo de sus amigos jóvenes y desecho el de los ancianos trayendo sobre sí la culpa de la separación de las 10 tribus de Israel. El joven cristiano debe buscar otros jóvenes cristianos, hermanos que muestran madurez y pueden dar buen consejo, el resto de “amistades” son el campo misionero alcanzar.

2. DECISIONES

Y lo digo en plural porque son muchas. Y la clave para tomar buenas decisiones se encuentra en el corazón del joven, que sólo puede tomar buenas decisiones cuando tiene un corazón ha sido cambiado por Dios. “Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus sendas” (Prov. 3:5-6). Aun así, la imprudencia del joven quiere asomar la patita, las prisas, el “lo quiero ya”, o el “otros ya lo tienen”, hace que nos precipitemos y no valoremos. “El simple todo lo cree, pero el prudente mira bien sus pasos” (Prov. 14:15).

Los jóvenes son muy dados a hablar y actuar sin pensar, pero las Escrituras presentan al sabio como alguien que considera las consecuencias antes de decidir, y hace un previo análisis para ver cuáles son las posibles consecuencias antes de actuar… “Fíjate en el sendero de tus pies, y todos tus caminos serán establecidos” (Prov.4:26). Uno debe mirar más allá de sus narices y buscar el consejo de los que tienen sabiduría para tomar buenas decisiones: “Donde no hay buen consejo, el pueblo cae, pero en la abundancia de consejeros está la victoria” (Prov. 11:14). Si quieres tomar buenas decisiones escucha y aprende de tus padres, si son piadosos y aman al Señor: “Oye hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre” (Prov. 1:8).

3. PASIONES

Pasiones que te arrastran al pecado, la inmoralidad sexual, la lujuria, el amor al dinero, el ser conocido, destacado, poderoso… La juventud ansía todas estas cosas y se deja llevar por determinadas pasiones tratando de satisfacer sus deseos. No es casualidad que muchos de estos “influencers” famosos en las redes sean jovencitos inexpertos mostrando todos estos pecados. Vemos en las Escrituras como Pablo le dijo al joven Timoteo que “Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro” (2 Tim. 2:22). Y frente a todos esos “influecers” que apuntan precisamente a dónde no debemos ir, el texto nos propone una alternativa: “sigue … con los que invocan al Señor”. Esto nos aclara exactamente lo que tienes que seguir, y a quienes debes seguir.

Un estudio reciente presenta a los jóvenes de hoy como los más egoístas, imaginativos e invulnerables, justo lo que Pablo dijo Timoteo en 2 Timoteo 3:1-5 acerca del carácter y la conducta que caracterizaría los últimos tiempos. El joven cristiano debe buscar disfrutar sin pecar, pensando que él mismo fue hecho para la gloria de Dios. Animo a todo joven a acudir a Cristo, aferrarse a Él y a Su Palabra. Y eso le permitirá “guardar puro tu camino” (Sal. 119:9) eligiendo bien sus relaciones, tomando buenas decisiones, y viviendo con una pasión santa la vida que Dios le dio.

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